1. Para aderezar el sabor del plato utilice hierbas aromáticas y condimentos: albahaca, hinojo, comino, estragón, laurel, tomillo, perejil, pimienta..

2. Evite los productos precocinados por su alto porcentaje en sales. Una alternativa muy saludable es congelar los alimentos después de su cocinado.

3. Reduzca el consumo de alimentos que utilizan gran cantidad de sodio como enlatados y en su procesado (conservas, encurtidos, carnes saladas o ahumadas, embutidos, papas fritas, frutos secos, pepinillos…)

4. Lea las etiquetas con atención. Existen alimentos en el mercado que incluyen el sodio (Na) como aditivo:

– Sal o cloruro sódico (ClNa)

– Bicarbonato sódico o soda (agua con gas, refrescos con gas, helados, pasteles, productos horneados)

– Carbonato sódico (mantequilla, cremas, helado de crema, encurtidos)

– Glutamato monosódico (carnes, condimentos, encurtidos y sopas)

5. Para reducir el sodio de los alimentos se puede utilizar el remojo prolongado (más de 10 horas) ó la doble cocción (cambiar el agua a mitad de la cocción). Estas técnicas se pueden utilizar en las verduras envasadas, legumbres envasadas, pescados congelados y conservas.

6. La cocción al vapor mantiene mejor las propiedades del alimento que el hervido, y evita sazonar con sal porque conserva el sabor.

7. Elija agua natural o agua mineral de baja mineralización y evite el agua con gas y las bebidas carbonatadas ya que contienen sodio.